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jueves, 18 de febrero de 2016

La Vivencia de la Eucaristía y Nuestra Fe
Por: Judith Us (Integrante Grupo)

La Eucaristía se resume en el acto más grande de fe y amor que ha tenido Dios para nosotros, realmente cabe preguntarnos ¿De qué forma vivimos este acto sublime? Su bien San Juan Pablo II citaba en la encíclica “Ecclesia Eucharistia” no 12: en el contexto de este elevado sentido del misterio, se entiende como la fe de la Iglesia en el misterio eucarístico se haya expresado en la historia no solo mediante la exigencia de una actitud interior de devoción; sino también a través de una serie de expresiones externas, orientadas a evocar y subrayar la magnitud del acontecimiento que se celebra.

Esto deja entrever con estas frases escritas por San Juan Pablo II que la Eucaristía no es solo un acto litúrgico, sino que más bien es un misterio, en donde Dios baja y se vuelve a anonadar y sacrificar por nosotros; es el sentido del porque existe esa conexión tan íntima de Dios con el hombre.

La misma que al comulgar su cuerpo y su sangre, se vincula y se alimenta el alma, será por eso que los santos al recibir a Jesús, entraban en éxtasis. Puesto que era su fe tan grande que les permitía tener ese contacto de Dios con esa creatura, pero nosotros nos estamos tan lejos de alcanzar esos dones y gracias. Esto a razón de que hemos sido llamados a ser santos, dependerá de cada quien el cómo vivamos la Eucaristía.

lunes, 15 de febrero de 2016

El amor

Por: Kenia Xante (Integrante Grupo)

El amor es comprensivo, el amor es servicial, el amor no tiene envidia, el amor no busca el mal. El amor es entonces, una complicada realidad que hace referencia a múltiples aspectos de nuestro ser, que determinan nuestra existencia a través de las distintas relaciones que tenemos en la vida como por ejemplo: el amor de amistad, amor al prójimo, amor de Padres a Hijos, amor a Dios y muchas más.

Amor es sinónimo de caridad, puesto que es el sentido que tiene vivir amando, puesto que todo hombre actúa para así o para los demás por amor. Un hombre, por ejemplo, que va a la guerra y pelea con valor, probablemente lo hace por amor a su patria; una madre que cocina con devoción y esmero en cada platillo que realiza, sin duda que lo hace por amor a sus hijos.

Así podríamos seguir mencionando millares de ejemplos, que ponen al descubierto el amor que motiva a actuar de cierta manera a todos los hombres, y que exige una entrega personal de cada uno de nosotros. Tal y como lo hizo Jesucristo en la cruz del calvario y en la última cena, se nos dio entero sin reservarse, de esta forma nos enseñó a amar; murió y se quedó con nosotros, todo lo hizo por nosotros.


Reflexión: Cuando el amor es verdadero, no se acaba por problemas, ni se debilita por el tiempo y mucho menos se afecta por la distancia, en su lugar se fortalece cada día más. No existen más palabras para describir este sentimiento que nos mantiene vivos, que nos da la fuerza para levantarnos y seguir adelante en esta lucha que es la vida; en la cual lo mejor que todos y cada uno de nosotros puede hacer es el aferrarnos a cumplir la voluntad de Dios, tan solo por amor.