La felicidad
La felicidad para los cristianos debería ser algo parecido a
lograr la salvación de la propia alma. Difícil y compleja tarea. Es sabido
querido lector (a), que el demonio nos pone trabas para no lograr este cometido
y como es normal caemos; nos levantamos y seguimos luchando.
De eso se trata, ahora viene la otra parte, ¿Cómo ser feliz
en un mundo infeliz? ¿En una sociedad que ha perdido el sentido existencial? Otra
difícil tarea, pero no imposible. Pregúntale a un ateo si es feliz, la
respuesta será si o quizás no, eso poco importa, el punto es que a
consideración de este humilde escritor; no lo es.
Seguramente ha de ser alguien asocial, que critica a los
demás constantemente, que se molesta con cualquier provocación y que a raíz de “ser
filósofo” debe tener la razón. Eso también importa poco, ¿por qué?
La respuesta es sencilla, él ha decidido dejar de creer en
Dios, en consecuencia ha renunciado a la felicidad verdadera. Reza por él o
ella. Ahora tu tarea querido lector (a), es la de no perder la fe, no dejarte
llevar por esta sociedad sin sentido de existencia, que arrastra al que se
duerme.
Como hacerlo, acércate a Dios: “Todo santo tuvo un pasado y
todo pecador tiene un futuro”. Si dudas
de Dios, ve y cuéntaselo en una breve visita al Sagrario, luego pídele te
aumente la fe, que para Él no hay nada imposible y es más plantéaselo así: “si
te fuera difícil… yo no te lo pediría tanto”.
Así volverás a la senda de la salvación, cuya satisfacción
personal será el llegar al cielo, a compartir de la felicidad eterna, que
labraremos con algo de dolor en nuestro paso por esta tierra.
Que Dios te Bendiga y que seas Feliz a su lado. Saludos y
abrazos.